Ensayos de Persuasión // John Maynard Keynes

Palabras clave: capitalismo, macroeconomía, deuda, inflación, deflación, Patrón Oro, Laissez Faire, mercados financieros, mercado de trabajo, innovación técnica, demografía, acumulación de capital. Ensayos de Persuasión, John Maynard Keynes.

John Maynard Keynes (1931) ”Essays in Persuasion”, edit. Palgrave Macmillan, Royal Economic Society. Edición de 2010, ISBN 978-0-230-24957-8.

John Maynard Keynes (2009) “Ensayos de Persuasión”, edit. Síntesis, ISBN-13: 978-8497566124.

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La depresión mundial reinante, la enorme anomalía del desempleo y un mundo lleno de necesidades, los desastrosos errores que hemos cometido, nos impiden ver la verdadera interpretación bajo la superficie de lo que está ocurriendo.

J.M. Keynes ”Ensayos de Persuasión” en “Las posibilidades Económicas de Nuestros Nietos

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Sin duda, la principal aportación de este economista al mundo académico es su Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero de 1936. Discriminar un segundo trabajo ya no estaría tan claro. Tal vez,  Consecuencias Económicas de la Paz de 1919 o el Tratado sobre la reforma monetaria de 1923, o bien Ensayos de Persuasión de 1931 o Tratado sobre el dinero de 1933, serían opciones seguras.

La ventaja de Ensayos de Persuasión es doble, primero porque engloba una amplia diversidad de campos económicos, tal vez sea su obra más abierta en ese sentido y, segundo, porque su lenguaje es claro y directo, puede leerlo cualquiera salvo partes muy específicas, y no siempre ocurre esto con Keynes.

El libro se organiza bajo cinco apartados: “El Tratado de Paz”, “Inflación y Deflación”, “El Retorno al Patrón Oro”, “Política” y “El Futuro”. Aunque la versión que he consultado es la de Royal Economic Society de 2010 que incorpora dos últimos ensayos cercanos a la muerte del autor, donde habla de la prosperidad y cómo pagar a deuda generada por la Segunda Guerra Mundial.

Capítulo primero: El tratado de Paz.

De forma muy sucinta, en “Tratado de Paz” el ensayo “Propuestas para la Reconstrucción de Europa” es central. Por ejemplo, en su tercera propuesta referida a la reparación de daños, es decir, a la factura alemana por la guerra, indica que no se puede colapsar a Alemania en cuanto a pagos imposibles. Anticipa problemas importantes de hacerse así…

“Hay indemnizaciones estipuladas que no pueden ser exigidas sin graves daños al renacimiento industrial de Europa, y que será en interés de todos hacer más tolerable y moderado” … (…) “Mediante la fijación de los pagos de reparación dentro de la capacidad de pago de Alemania, hacemos posible la renovación de la esperanza y de las empresas dentro de su territorio y evitamos la fricción perpetua y el sesgo de una presión derivada del Tratado con cláusulas que son imposibles de cumplir…”

Además, critica las “fronteras económicas”, habla de un “sindicato libre” de una unión de países donde individuos y mercancías tuvieran libre movimiento.

“Un sistema económico, en el que todos tuvieron la oportunidad de pertenencia y sin privilegios especiales, absolutamente libre de las objeciones de cualquier privilegiado…”

Capítulo segundo: “Inflación y Deflación

Keynes avisa de uno de los problemas fundamentales de la economía, las oscilaciones de los precios. Habla de estas variaciones como si fuera una plaga que carcome los cimientos de la sociedad.

A medida que avanza la inflación y el valor real de la moneda fluctúa enormemente de mes a mes, todas las relaciones permanentes entre deudores y acreedores, que forman el máximo fundamento del capitalismo, se desordenan tanto como para carecer de sentido; y el proceso de obtención de riqueza degenera en una apuesta y una lotería.

Pero si lo anterior es un problema, Keynes sitúa la deflación como un problema mucho mayor. Supone un empobrecimiento directo de la sociedad a través de una reducción de oferta ante la caída de ventas, y una demanda que observa como restringe su consumo. Todo ello generador de desempleo.

La deflación que causa la caída de los precios significa empobrecimiento al trabajo y a la empresa por parte de emprendedores líderes restringiendo su producción, en su esfuerzo por evitar la pérdida para ellos mismos, por tanto, desastroso para el empleo.

Capítulo tercero: “El Retorno al Patrón  Oro

Su postura se puede describir como una oposición frontal a la política económica de Churchill volviendo al Patrón Oro tras la Primera Guerra Mundial. Posición que duró poco porque la depresión de 1929 rompió las “cadenas doradas” que según Keynes paralizaban la economía inglesa. En 1931 se termina ese anclaje y con ello las restricciones de crédito que colapsaban la economía inglesa.

Capítulo cuarto: “Política

Especialmente interesante es el ensayo tercero, “el Final del Laissez Faire”. El Laissez Faire comienza a desarrollarse en Europa en el siglo XVIII y recibe el apoyo definitivo con Adam Smith y su “Riqueza de las Naciones”. Su idea esencial se basa en la libertad natural e individual máxima y la autorregulación de los mercados. Era la ideología asentada en las economías pero Keynes se opone frontalmente. Indica que las políticas de libre mercado sin una autoridad que controle y que coordine la economía tienen poco futuro. Brad De Long en su web recopila la idea de Keynes con acierto:

No es una deducción correcta de los principios de la economía que el interés propio ilustrado siempre opera en interés público. Tampoco es cierto que el interés propio generalmente esté iluminado … los individuos … que promueven sus propios fines son demasiado ignorantes o demasiado débiles para alcanzarlos. La experiencia no muestra que … las unidades sociales son ​​siempre menos clarividentes que los individuos actuando por separado. Por lo tanto, debemos resolver… según sus méritos … “

Capítulo V: “El Futuro

En este capítulo se incorpora un ensayo emblemático “Las Posibilidades Económicas de Nuestros Nietos”. Lo presentó en la Residencia de Estudiantes en Madrid en 1930 por tanto justo después de la Depresión del 29. Probablemente es su ensayo más conocido. El trabajo es especial porque no es nada usual que un economista haga una ficción especulativa con un período de un siglo, pero Keynes lo hizo. Y lo que es más importante, su previsión prácticamente se ubica en nuestros días, por lo que podemos verificar si lo que dijo es lo que sucede. Y bien, ¿qué pronosticaba Keynes?

Primero hizo una fotografía de su actualidad, la que imperaba en los años 30. Años de fuerte crisis por la depresión y por los períodos posguerra.

“La presente depresión mundial, la enorme anomalía del desempleo en un mundo lleno de necesidades, los desastrosos errores que hemos cometido, nos ciegan para ver lo que realmente está sucediendo bajo la superficie, la verdadera interpretación de las tendencias que están ocurriendo. Por eso predigo que los dos errores opuestos consecuencia del pesimismo y que hacen tanto ruido hoy en día se probarán falsos en nuestro propio tiempo: el pesimismo de los revolucionarios que piensan que todo está tan mal que nada nos puede salvar salvo el cambio violento; y el pesimismo de los reaccionarios que consideran que el equilibro de nuestra vida económica y social es tan precario que no podemos arriesgarnos con experimentos.”

Se hizo dos preguntas directas.

“¿Qué podemos esperar razonablemente sobre nuestro nivel de vida económico dentro 100 años? ¿Cuáles son las posibilidades económicas de nuestros nietos?”

Y se respondió de forma clara y contundente. Su respuesta la limitaba por la evolución cuatro variables. La acumulación de capital y su limitación, la generación y difusión de tecnología, el control de los procesos demográficos y la capacidad de la sociedad de evitar conflictos bélicos. Ahora conocemos la evolución de esos factores, pero Keynes en 1930 no. Sin embargo, había un rasgo de optimismo en su predicción económica.  

Todo esto quiere decir que en el largo plazo la humanidad está resolviendo su problema económico. Me atrevo a predecir que el estándar de vida en los países desarrollados, de aquí a cien años, será entre cuatro y ocho veces más alto que el de hoy. (…) Mi conclusión es que dentro de cien años, asumiendo que no haya guerras importantes ni aumento importante de la población, el problema económico podría resolverse, o que por lo menos su solución podría estar al alcance. Esto significa que el problema económico no es – si miramos hacia el futuro – el problema permanente de la raza humana.

Queda mirar a nuestro alrededor… ¿El problema económico hoy en día no es un problema permanente para la raza humana?

Juan Vega

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Puedes encontrar más información general del trabajo en Wikipedia y amplias opiniones personales en foros de Goodreads. Una discusión de los fundamentos teóricos de la economía en la ciencia ficción / fantasía puedes leerla en “Estado de la Cuestión” en este mismo blog.

Imágenes de Clker-Free-Vector y Gerd Altmann en Pixabay.

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