Criptonomicón // Neal Stephenson

Palabras clave: moneda virtual, criptomonedas, política monetaria, creación de dinero, patrón oro, criptografía, bitcoin. Criptonomicón, Neal Stephenson.

Neal Stephenson (1999) “Cryptonomicon”, Ed. Avon, USA, 0380973464.

Neal Stephenson (2002) NOVA Ediciones B en tres volúmenes: Criptonomicón, El código Enigma, ISBN: 9788466606219; Criptonomicón, el código Pontifex ISBN: 9788466607100; y Criptonomicón, el código Aretusa ISBN: 9788466608363.

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Criptonomicón es la segunda novela de Stephenson de los años 90 con “La Era del Diamante” y para mí, definitiva. Pero con este autor las opiniones sobre su mejor novela están muy divididas, fundamentalmente entre “Snow Crash”, “Anatema”, “La Era del Diamante” y  “Criptonomicón”. Tal vez, la crítica más generalizada es que no se trata de ciencia ficción, sino que más bien parece un conjunto de clases de circuitos en una escuela de informática, o un compendio sobre temas inimaginables. Sin duda se trata de una novela de ficción histórica, también thriller, tiene comedia con mucha ironía y contiene una exposición clara sobre la maldad y la guerra. Con rasgos claros ciberpunk, representa un digno seguidor de “Neuromante” de William Gibson y Bruce Sterling con Cismatrix en los años 80.

La realidad es que Stephenson lo explica todo, da igual el tema que sea, es un obseso de la información. Encontrarás mucha criptografía, historia y tácticas militares, ingeniería, monedas virtuales y creación de dinero, oro, negocios y estrategias empresariales, etc. Pero también puedes entrar en los más escabrosos detalles. Por ejemplo, cómo comer correctamente cereales, afeitarse de forma adecuada, un algoritmo para repartir herencias, historia de los judíos en Europa, hábitos familiares de los filipinos o los diferentes niveles y jerarquía en el ejército nazi en la Segunda Guerra Mundial. Y lo mejor de todo es que Neal lo sabe y se ríe de sí mismo con su narrativa a través de sus personajes.

Se desarrolla bajo dos secuencias temporales que abarcan unos 60 años. Desde la segunda Guerra Mundial hasta finales de los 90. Ambas secuencias están conectadas a través de los personajes principales y como fondo, la criptografía.

La primera ambientación se ubica en la Segunda Guerra Mundial, y de hecho el mayor número de capítulos se sitúa en ese período. Aparecen dos personajes fundamentales de su novela: Randall Lawrence Waterhouse y Bobby Shaftoe. La caracterización de ambos es impecable. Waterhouse es el genio matemático, el destacado investigador, el puro razonamiento matemático centrado en la criptografía. Shaftoe es lo opuesto, menos cerebral, más práctico, directo y un detalle, adicto a la morfina. Es el oficial militar centrado en la acción. Sin embargo, Stephenson los une impecablemente.

De forma rápida, Waterhouse pertenece a una unidad secreta que tiene como objetivo evitar que se conozca que han descifrado el famoso código alemán Enigma. Es la pieza clave ofreciendo explicaciones convincentes a la inteligencia alemana sobre los éxitos de los aliados, sugiriendo acciones alternativas o rasgos convincentes de la aleatoriedad del éxito. Dos personajes y dos filosofías de vida. Waterhouse centrado los modelos matemáticos para explicar sus experiencias y Shaftoe la mano ejecutora. Stephenson nos revela que el objetivo final de Shaftoe es rescatar a su amante y a un posible hijo con ella en Filipinas, ocupada por los japoneses.

La segunda ambientación sigue la estela de estos dos personajes. Ahora se ubica en 1997 con Randy (nieto de Waterhouse) y Doug (hijo de Shaftoe) y Amy (su nieta). Randy se une con una antigua compañera (Avi) y crean una empresa, Epiphyte. El negocio se dedica a la comunicación con fibra óptica para los filipinos. Los ingresos de esta actividad los dedican a crear una base de datos encriptada en un Sultanato imaginario, Kinakuta. La trama se vuelve a enredar rápidamente con personajes anteriores, dinero, oro y venganza.

En términos económicos, la novela realiza un curioso análisis de política monetaria, teniendo como base el oro. Por una parte Stephenson lo valora pero por otra lo desprecia.

“Somos hombres de negocios”, dice Avi. “Hacemos dinero. El oro vale dinero”. “El oro es el cadáver de valor”, dice Goto Dengo. “No entiendo.” “¡Si quieres entender, mira por la ventana!” dice el patriarca, y mueve su bastón en un arco que abarca la mitad de Tokio. “Hace cincuenta años, eran llamas. ¡Ahora son luces! ¿Entiendes? Los líderes de Nippon eran estúpidos. ¡Sacaron todo el oro de Tokio y lo enterraron en agujeros en el suelo en Filipinas! ¡Porque pensaron que el general marcharía a Tokio y lo robaría. Pero al general no le importaba el oro. Entendió que el oro real está aquí … “señala su cabeza”, en la inteligencia de la gente, y aquí … – “extiende sus manos” – en el trabajo que hacen.

Deshacerse de nuestro oro fue lo mejor que le sucedió a Nippon. Nos hizo ricos. Recibir ese oro fue lo peor que le sucedió a Filipinas. Los hizo pobres.

Este es un tema bien conocido por cualquier economista, el patrón oro o “gold system”, fijar el valor de una unidad monetaria en términos de una determinada cantidad de oro.  La historia de este sistema empezó con Hume en 1752 y terminó con Nixon en 1971 bajo la forma de una moneda flat. La gran diferencia de la estructura económica de Stephenson es que el sistema es totalmente digital. Y, aún faltaban 9 años para que se establecieron las pautas iniciales de las monedas digitales con tecnología blockchain.

Los bancos solían emitir sus propias monedas. Puede ver estos billetes viejos en el Smithsonian. ‘El primer Banco Nacional de Bumfuck del Sur remitirá diez barrigas de cerdo al portador’, o lo que sea. Eso tuvo que detenerse porque el comercio se volvió no local – se necesitaba poder llevarte tu dinero cuando sales hacia el oeste, o donde fueras”. “Pero si estamos en línea, todo el mundo es local”, dice Randy. “Sí. Así que todo lo que necesitamos es algo para respaldar la moneda. El oro sería bueno”. “¿Oro? ¿Estás bromeando? ¿No es un poco anticuado?”

En esencia se plantea la creación de un sistema económico basado en la red, un nuevo sistema monetario digital por el que se podrán realizar cobros y pagos. Es decir, la creación de una nueva moneda de forma privada que al no estar respaldada por gobiernos Stephenson lo respalda con oro. La confianza es la esencia de cualquier moneda, también las virtuales, y el sistema más sencillo y más conocido para dar respaldo de valor a algo es el oro. El problema es dónde obtener ese oro, aspecto que resuelve reconectando con la primera parte de la novela puesto que Lawrence Waterhouse conocía un complot que ubicaba lingotes de oro alemanes y japoneses.

Juan Vega

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Puedes encontrar más información general de la novela en Wikipedia y amplias opiniones personales en foros de Goodreads. Una discusión de los fundamentos teóricos de la economía en la ciencia ficción / fantasía puedes leerla en “Estado de la Cuestión” en este mismo blog.

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