Palabras clave: Economía ecológica, economía cooperativista, economía de recursos naturales, capitalismo, socialismo, cequí, planificador central, altruismo. Marte Azul, Kim Stanley Robinson.
Kim Stanley Robinson (1996) “Blue Mars”, Ed. Spectra / Bantam Dell / Random House, USA, ISBN 05531014477.
Kim Stanley Robinson (1998), “Marte Azul”, Ed. Minotauro, ISBN 8445072269.
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Tercer trabajo de la conocida trilogía sobre Marte de Robinson. Continuación de Marte Verde, con el planeta transformado se establecen las pautas sociales y económicas de convivencia marcianas, con la redacción de la primera Constitución de Marte.
Marte Azul
Por fin la atmósfera marciana es un hecho con la temperatura adecuada para mantener agua en la superficie del planeta. El planeta rojo adquiere condiciones de habitabilidad. Por otra parte, todos los hechos que se producen en la tierra hacen que las grandes corporaciones comiencen a perder poder. Todo ello tiene un claro efecto multiplicador sobre los planetas exteriores. Se establecen asentamientos humanos en el resto del sistema solar en lo que Robinson llama la diáspora explosiva o Accelerando.
El Accelerando se entendió como la respuesta a la crisis suprema de la oleada demográfica, tan grave que la inundación terrana de 2129 parecía en comparación poco más que una molesta marea alta. Esa crisis podía haber desencadenado un desastre definitivo, un descenso al caos y la barbarie, pero en cambio había provocado el florecimiento de la civilización más importante de la historia, un nuevo renacimiento.
Marte Azul también discute la estructura económica y social de Marte en palabras de Vlad y Marina. Son muchos los factores que se van desarrollando, Robinson entra en cada uno de ellos, desde la estructura social y económica hasta su forma de medición.
—La economía era como la psicología, una pseudociencia que trataba de ocultar ese hecho tras una intensa hiperelaboración. Y el producto interior bruto era uno de esos desafortunados conceptos de medición, como las pulgadas o las unidades térmicas británicas, que deberían haber sido retirados de circulación hacía mucho tiempo. Pero qué demonios…— Empleen diferentes criterios, bienestar humano, prosperidad ecológica, lo que tengan.
El capitalismo es un mal ejemplo, por eso se plantean sistemas alternativos. Son muchos los comentarios dedicados a este concepto en la novela, reflejo sólo uno de ellos.
Una ojeada al historial del capitalismo metanacional en ese momento no diría mucho a su favor; en el último siglo había precipitado una guerra global, había arruinado la Tierra y destrozado sus sociedades. ¿Por qué no habrían de probar algo nuevo, en vista de esos antecedentes?
Pero al socialismo no le había ido mucho mejor. Marte busca algo distinto, lo mejor del capitalismo y del socialismo pero rompiendo con ambos.
El capitalismo incluía, a su vez, elementos contrapuestos del feudalismo residual y de un orden futuro emergente que empezaba a perfilarse en esos momentos y que Charlotte llamaba democracia. Y ahora estaban en plena era democrática, afirmaba, al menos en Marte. La incompatibilidad de sus constituyentes quedaba subrayada por la desgraciada experiencia de la sombra crítica del capitalismo, el socialismo, que había teorizado la verdadera democracia y la había escogido, pero en el intento de ponerla en práctica había empleado los métodos disponibles en su tiempo, los mismos métodos feudales del capitalismo; las dos versiones de la mezcla habían resultado ser tan destructivas e injustas como el padre residual común.
Poco a poco va desgranando su idea de economía óptima, muy alejada de los esquemas neoclásicos de racionalidad y maximización de beneficios. Su idea central la sitúa en lo que denomina “economía de resistencia”, basada en un mix entre la economía del regalo y las economías mixtas.
—Creo en la economía de la resistencia, se lo aseguro, pero siempre ha sido una economía mixta. El intercambio de regalos puro ha coexistido con el intercambio monetario, en el cual la racionalidad neoclásica del mercado, que es lo mismo que decir el mecanismo de beneficios, estaba delimitado y contenido por la sociedad, que lo ponía al servicio de valores más elevados, tales como la justicia y la libertad. La racionalidad económica no es el valor más elevado. Es una herramienta para calcular costes y beneficios, una parte más de una ecuación que concierne al bienestar humano. La ecuación mayor es la economía mixta y eso es lo que estamos construyendo aquí. Estamos proponiendo un sistema complejo, con esferas públicas y privadas de actividad económica. Tal vez pidamos que todos entreguen un año de sus vidas al bien público, como en el servicio civil suizo. Ese fondo común de trabajo, además de los impuestos que pagarán las cooperativas privadas por el uso de la tierra y sus recursos, nos permitirá garantizar los llamados derechos sociales que hemos estado discutiendo: vivienda, atención médica, alimentos, educación… cosas que no deberían estar a merced de la racionalidad del mercado.
Y todo lo anterior inmerso en la ecología.
El punto tercero de Dorsa Brevia establece que la tierra, el aire y el agua de Marte no pertenecen a nadie y que nosotros somos los administradores para las futuras generaciones.
Esa administración es responsabilidad de todos, pero en caso de conflictos proponemos la existencia de tribunales medioambientales poderosos, quizá como parte del tribunal constitucional, que estimará los costes reales y totales de las actividades económicas en el medio ambiente, y ayudará a coordinar planes para aliviar el impacto.
El desarrollo de la economía ecológica conduce a una especie de gobierno social formado mediante cooperativas. Todos los recursos deberían ser públicos y serían administrados mediante permisos por estas cooperativas. De hecho, las cooperativas funcionarían como reguladores de las industrias, el crédito, el dinero y el comercio.
Y en nuestros años en Marte hemos desarrollado un sistema económico que puede cumplir todas esas promesas. Ésa ha sido nuestra labor en los últimos cincuenta años. En el sistema que hemos desarrollado, todas las empresas económicas tienen que ser pequeñas cooperativas, propiedad de los mismos trabajadores y de nadie más. Ellos contratan a alguien para gestionarlas o las gestionan ellos mismos. Los gremios industriales y las asociaciones de cooperativas formarán estructuras más amplias necesarias para regular el comercio y el mercado, distribuir el capital y crear créditos.
O en otra parte…
Pero las empresas privadas serán propiedad de quienes trabajen en ellas en vez de ser nacionalizadas, y eso no es socialismo, al menos no el socialismo que se ha intentado practicar en la Tierra. Y todas las cooperativas son negocios, pequeñas democracias dedicadas a un trabajo u otro, todas necesitadas de capital. Habrá un mercado, habrá capital. Pero en nuestro sistema serán los trabajadores los que contratarán al capital, en vez de lo contrario.
La economía terrana respecto a la marciana es como David y Goliat, un enorme desequilibrio en la que una parte es inmensamente superior a la otra. Ambas economías se conectarían fundamentalmente a través de la moneda dada la inexistencia de mercados de activos, por lo que la moneda marciana, el cequí, toma un valor estratégico fundamental.
La comisión económica estaba ocupada en la creación de una moneda marciana para uso interno y para el cambio de valores terranos. Se deseaba una moneda resistente a la especulación terrana; pero en ausencia de un mercado de valores marciano, toda la fuerza de la inversión terrana tendía a recaer en la moneda, el único juego de inversión que se les ofrecía. Esto provocaba una cierta tendencia a inflar el cequí marciano en los mercados monetarios terranos, y en los viejos tiempos habría disparado su valor hasta las nubes, en perjuicio de la balanza comercial marciana; pero como las metanacionales de la Tierra estaban ocupadas luchando contra su disgregación y la cooperativización, las finanzas terranas andaban algo desordenadas y carentes del viejo espíritu de especulación feroz. De manera que el cequí alcanzó una fuerte cotización en la Tierra, aunque no excesiva, y en Marte sólo era dinero.
La banca se establece como una entidad pública sin fines de lucro, centrada en Praxis, el principal organismo asesor marciano.
Praxis resultó muy útil en este proceso, porque se convirtió en una especie de banco federal para la nueva economía, que proporcionaba préstamos sin interés y servía como mediador en los intercambios con divisas terranas.
Se trata en suma de una especie de socialismo de mercado utópico o bien una social democracia extrema inmersa en la economía ecológica. Estas teorías tienen un impacto claro en la Constitución Marciana que se establece y que pone las bases para las estructuras sociales de Accelerando. Robinson en este caso se deja de sutilidades e incorpora de forma clara lo que él entiende como mejora del capitalismo. Aspectos de igualdad inmersos en estructuras medioambientales, económicas y sociales de corte socialdemócrata son impuestas en la nueva Constitución. Pautas claves de la primera colonización para configurar lo que debiera ser la forma de organización social de nuevos asentamientos.
Juan Vega
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Puedes encontrar más información general de la novela en Wikipedia y amplias opiniones personales en foros de Goodreads. Una discusión de los fundamentos teóricos de la economía en la ciencia ficción / fantasía puedes leerla en “Estado de la Cuestión” en este mismo blog.
Imagen de 272447 y Alexander Antropov en Pixabay.