Palabras clave: Pobreza, realidad virtual, economía generacional, desigualdad, distribución de riqueza, riqueza. “Ciudad Permutación” de Greg Egan.
Greg Egan (1994) “Permutation City”, ed. Millennium Orion Publishing Group, Australia, ISBN 185798174X.
Greg Egan (1998) “Ciudad Permutación”, ed. NOVA, ediciones B. ISBN: 9788440685674.
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Mediados del siglo XXI en una tierra completamente devastada por el cambio climático, con sistemas económicos globalizados y una estructura informática con un poder de computación inimaginable. En este mundo hay establecida una obsesión: la inmortalidad. Adelanta un futuro cada vez más cercano con impresionantes avances en tecnología informática y sanitaria. El cerebro humano ya no es un misterio y su impresionante estructura es capaz de ser copiada, como el que realiza un backup de cualquier archivo. Se escanean los cerebros y se ejecuta una copia de la persona que podrá ser instalada nuevamente en el medio adecuado.
La trama principal plantea la realidad y el impacto psicológico de la digitalización de los individuos copiados. Hasta ahora todo suena bien aunque, lo de siempre, esta cuasi romántica idea sólo es factible para los que tengan los recursos financieros adecuados.
El personaje principal es Paul Durham, un corredor de seguros que se introduce en el mundo de la realidad virtual. Observa cómo el universo real está constituido a partir de estructuras aleatorias de información. Su origen se sitúa en ubicaciones y momentos temporales diferentes pero que un observador externo podría ordenar de forma adecuada.
Según su teoría, podría crear un nuevo entorno incorporando la estructura aleatoria de información conocida. Al ejecutarla mediante procesos informáticos crearía un universo completamente alternativo y liberado de las necesidades de recursos de la estructura real. En otras palabras, un mundo virtual que funcionaría de forma independiente de los recursos limitados del mundo real y que por su estructura alternativa nunca tendría necesidades. Ese universo alternativo se conoce como Ciudad Permutación. Pero no se queda ahí y contrata a María Deluca una ingeniera informática de software para diseñar un planeta llamado Lambert a partir de un programa denominado Autoverse.
El Autoverse réplica las acciones biológicas físicas y químicas de las interacciones de vida en el planeta. En realidad, lo que pretenden es observar si la vida virtual puede evolucionar de forma paralela a Ciudad Permutación en Lambert. Desde el punto de vista económico sin duda lo más interesante es su planteamiento sobre el concepto de desigualdad económica y cómo puede desplazarse desde el mundo real a la realidad virtual. Esta idea la desarrolla en torno al concepto de copias digitales de los cerebros humanos. Los individuos susceptibles de ser copiados siempre son multimillonarios con estructuras informáticas totalmente autónomas e independientes del resto del mundo informático. Egan deja claro que los recursos económicos establecen las diferencias de quién puede ser copiado y quién no.
‘¿Cuántos de tus clientes creyeron todo esto? ¿Cuántos piensan que vendrán para el viaje? “” Quince. Y hay un decimosexto que, creo, está tentado. “¿Pagaron?” “Alrededor de dos millones cada uno”.
Él resopló.
De alguna forma son los elegidos, los que tienen la suficiente capacidad económica para financiar el proceso. Los inmortales.
Ella dijo: ‘El proyecto es como una broma. ¡Trescientos millones de personas viven en campamentos de refugiados, y usted ofrece refugio a dieciséis multimillonarios! ¿De qué necesitan protección? ¡Nunca habrá una revolución anticopia! ¡Nunca los van a limitar! ¡Sabes tan bien como yo que se quedarán allí cada vez más ricos durante los próximos diez mil años! “
” Posiblemente “.
(…)
Ella dijo: “Una vez que forme parte de esta ciudad multimillonaria, felizmente me olvidaré del mundo exterior. Una vez que tenga todo ese dinero e influencia dedicados a mi supervivencia.
Para los que tienen menos recursos se establece un equivalente virtual denominado barrios bajos “Slums” que depende directamente de los recursos que pueda adquirir de computación en una especie de bolsa global con un tanteo a precios. Si los individuos carecen completamente de recursos entonces el proceso se detiene o se ejecuta a una tasa muy lenta y se atasca. Este aspecto podría asociarse a un potencial desempleado sin prestaciones. Por tanto, la desigualdad económica es estable y se transfiere de mundos reales a mundos virtuales. Nada cambia el hecho de situarse en un mundo alternativo.
¿Por qué estás tan interesado en ese estafador de Durham? Incluso si es único, no puedes pagar su precio. Acéptalo: estás atrapado aquí en los barrios bajos conmigo, y no hay más”.
(…)
Para alguien cuya mayor esperanza había sido despertarse en un cuerpo de robot y seguir viviendo como si nada hubiera cambiado, los barrios bajos eran un shock. Kate le había mostrado los Clubes lentos, los lugares de reunión para las copias dispuestas a sincronizarse con la velocidad de la persona más lenta presente. Es claro que no son multimillonarios.
En resumen, el mundo virtual de Greg Egan es completamente utópico y nada original en términos de distribución de riqueza. Es decir, el mundo simulado ofrece todas las comodidades que puedas imaginar, sin límites, eso sí sólo para unos pocos. La desigualdad económica está tan patente en el mundo real como en el mundo virtual. Los privilegios son para unos pocos, y como casi siempre, todo depende del número de dígitos que tengas en tu cuenta corriente.
Juan Vega
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Puedes encontrar más información general de la novela en Wikipedia y amplias opiniones personales en Goodreads. Una discusión sobre los fundamentos teóricos de la economía en la ciencia ficción / fantasía puedes leerla en “Estado de la Cuestión” en este mismo blog.
Imágenes de Gerd Altman en Pixabay
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